Y siento la caricia de tu mano
que juega con la mía,
a esconderse. Y ya siento el cosquilleo
de tus pies, como si ya me llamaras
en la noche para que no me duerma
y siga pendiente,
te hable,
te cante
y te responda
por la piel abultada de mi vientre
cuando gritas mamá
en mis adentros.
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