'Bodegón Minero' de Martín Gálvez |
A tí, Minero de las Estrellas,
a ti, José María Morón: poeta de las entrañas de mi tierra.
Echó el cerrojo y se fue
al tajo. Mina de sangre
y sudores de subsuelo,
aire irrespirable y humo
de cigarrillo y dos tragos
de aguardiente para el alma
en su petaca de acero.
!Minero¡ ¡Sólo minero!
Su transistor en la mano
de azufre y cobre tiznada,
siempre radio Pirenaica
de taranta. Mina de agua
agria que ahoga los ojos
tristes sedientos de sol.
!Minero¡ ¡Sólo minero!
Toma tu candil, abuelo,
alumbra el túnel de oro
fundido en anhelos. Mina
de tus entrañas dispersas
en los filones ya rotos.
Echó el cerrojo y se fue
al tajo. Y en la mesita
de noche, cual bodegón,
minero, todos sus sueños.
!Minero¡ ¡Sólo minero!
Despertar rutinario de un minero, cuando la mina tenía vida, y las quitaba.Despedida, en silencio, de la mujer y sus hijos y Cañadilla abajo en busca de la oscuridad y el frío de la mina. Esos son los recuerdos que tengo de cuándo mi padre emprendía cada día su lento caminar hasta el tajo. Alguna vez le acompañé, trabajó en el polvorín en una época. Recuerdo aquellos hombres llenando los barrenos en una casamata. Mientras yo, desde el exterior observaba el trajín de la estación
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