Foto: 'Amanecer balneario', de Antonio Romero |
rosados, y me deja que yo sea
la gota que en tu espalda cosquillea
azul rodeada de algas termales
del balneario;
si la bruma despeja sus reflejos
bermejos, y me deja que yo sea
la pluma que color pone en tus ojos
miel cercados del fuego de las aguas
del balneario;
si los cuerpos acuosos se acercaran,
—ya flotan— y me dejan elevarte
con besos húmedos sobre tu cuello
cisne de suaves alas en mis senos,
ya desnudos, sin vistas a la orilla
del balneario;
no necesitaremos hospedajes
de fangos y pomelos,
mientras existan baños
de dos, tú y yo, ya a solas
en medio del desierto sumergidos.
para leer con todos los sentidos
ResponderEliminarPrecioso poema de alguien que va a llegar lejos
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