Vago recuerdo, -juego al parpadeo-
de los labios sedientos
en el beso fugaz, desde el comienzo,
tras la barra del tiempo.
Cierro del todo. Sueño y siento. Aliento
excitado en mi cuello, roce
etéreo
de los muslos vibrantes
abrazados a tu cintura,
lenguas trabadas o calor intenso.
Abro los ojos. Deslumbran los flashes
de la pasión ignota aquella noche
por los indemnes jardines del fuego.
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